Con la irrupción de nuevas tecnologías como la IA y el Internet de las Cosas (IoT). Estas herramientas, si bien ofrecen soluciones avanzadas de protección, también abren nuevas puertas a los ciberdelincuentes.
Foto: ESET.
Centroamérica. En un mundo cada vez más conectado, donde tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) se integran rápidamente a nuestra vida diaria, la ciberseguridad ha dejado de ser un asunto exclusivo de expertos.
Hoy, proteger nuestros datos y dispositivos se ha convertido en una necesidad cotidiana. “Es tan importante como cerrar la puerta de casa con llave”, afirma Martina López, especialista en Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
Los ciberdelincuentes evolucionan constantemente, desarrollando métodos cada vez más sofisticados para obtener información personal y convertirla en una fuente de ingresos ilícitos.
Ante este panorama, ESET resalta que es fundamental que las personas adquieran conocimientos básicos en ciberseguridad. Prácticas como crear contraseñas robustas, activar la autenticación en dos pasos, identificar correos sospechosos o mantener los dispositivos actualizados deben formar parte de la rutina diaria. “No se trata de ser expertos, sino de adoptar hábitos simples pero efectivos que nos ayuden a reducir riesgos”, agrega la especialista.
El avance tecnológico, aunque aporta soluciones innovadoras, también abre nuevas puertas para los atacantes. En este contexto, la educación se vuelve una herramienta clave para mitigar los riesgos.
Escuelas, universidades y espacios de formación deben incorporar la ciberseguridad como parte esencial de la ciudadanía digital, fomentando el pensamiento crítico, la comprensión de la privacidad y la ética en el uso de la tecnología.
Los gobiernos también tienen un papel fundamental. Promover políticas públicas que impulsen la concienciación sobre la seguridad digital, en alianza con el sector privado y académico, es esencial para crear una cultura sólida de protección.
Campañas de sensibilización, capacitación de docentes y el desarrollo de materiales accesibles pueden marcar una gran diferencia.
Para ser realmente efectiva, la educación en ciberseguridad debe ser inclusiva y adaptarse a diferentes edades, niveles de conocimiento y realidades sociales.
Hoy existen herramientas como plataformas gamificadas, simuladores de ciberataques, videojuegos educativos y asistentes virtuales que facilitan un aprendizaje atractivo, interactivo y accesible para todos.
Mirar hacia el futuro implica comprender que las amenazas digitales serán cada vez más complejas y difíciles de detectar. Por eso, formar ciudadanos capaces de adaptarse, pensar críticamente y actuar con responsabilidad en el entorno digital es una de las tareas más urgentes de la época.