El registro akáshico es el archivo que contiene la memoria de vida de todo lo que existe. Es el cúmulo de experiencias vividas por un Ser desde la creación de su alma hasta su retorno a la Fuente divina de la creación.
Por: Harumi Puertos
Cuando ingresamos a nuestros registros akáshicos con el propósito de sanar algún aspecto de nuestra alma, somos dirigidos al origen, justo donde el karma o el bloqueo se creó, ya sea en nuestra vida presente o vidas anteriores, dándonos la oportunidad de corregir o transformar desde ahí el punto de desequilibrio.
De esta forma, comenzamos a trascender los límites del tiempo, el espacio y la materia para añadir mucha más consciencia a nuestro proceso de sanación.
Los reinos de la naturaleza también cuentan con un alma, aunque en este caso es un alma colectiva (no individualizada), por lo tanto, todos los animales, los árboles, los mares, los ríos, los bosques, los minerales, etc., todo cuenta con un registro akáshico también desde los tiempos de su creación.
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¿Alguna vez has pensado en la posibilidad de conectar con la naturaleza para sanar? Imagina por un momento que tienes alguna afección física y una forma de sentir alivio es a través de las hierbas, por ejemplo, imagina que sufres de las vías respiratorias porque vives en una ciudad muy contaminada y sabes que el árbol de eucalipto te produce alivio. Imagina la posibilidad de conectar con los registros akáshicos del árbol de eucalipto y que desde ahí, el te pueda indicar claramente lo que es capaz de transmitirte a través de sus hojas y tallos y que es lo que se equilibra cada vez que tú sientes alivio al respirar a través de las infusiones o inhalaciones.
Imagina que a través de los registros akáshicos, tú puedas “tomar” la parte esencial del eucalipto y trasladarlo a tus pulmones sin necesidad de cortar las ramas del árbol y tomar de esta forma todos sus beneficios.
Imagina poder hacer esto con toda la naturaleza, encontrar ayuda y sanación en casos transitorios sin necesidad de la intervención Física.
Esto significa trascender la vida en tercera densidad para comenzar a tocar los límites que pertenecen a la cuarta densidad.
Esto implica también reconocer la conexión que existe entre nosotros y la naturaleza a niveles álmicos y que ha prevalecido siempre, aunque no siempre hemos sido conscientes de ello.
