El Salvador adoptará sistema agroforestal para proteger los recursos naturales

 

Bosques destruidos en chalantenango
Bosques destruidos en Chalantenango

 Fotos: Equilibrium y cortesía de Prisma.

Se deben revertir los procesos de degradación, pero con asistencia técnica a través del gobierno central o local, para generar una nueva visión con sostenibilidad y enfrentamiento del cambio climático.

En la parte baja de una cuenca en Honduras, existía en la década de los 90 un vergel. Su propietario, Elías Salazar, nunca quemaba la maleza de su propiedad. Más bien, se dedicaba a cuidar el medio ambiente. Su vergel, que prácticamente era un paraíso, era visitado por turistas extranjeros. Pero la parte alta de la cuenca estaba totalmente degradada y en una avalancha provocada por fuertes lluvias, la propiedad fue literalmente sepultada, se perdió todo. Don Elías Salazar, murió por la depresión que le causó el impacto. Nunca más se recuperó la finca.

La historia es parte de la realidad que técnicos agrícolas de Honduras y El Salvador no olvidan y la comparten cuanta vez pueden.

Ileana Gómez y Elías Escobar, técnicos de Prisma, explican a Equilibrium sobre el programa de Agroforestería que se impulsa en Chalatenango para proteger el medio ambiente y asegurar la producción agrícola.
Ileana Gómez y Elías Escobar, técnicos de Prisma, explican a Equilibrium sobre el programa de Agroforestería que se impulsa en Chalatenango para proteger el medio ambiente y asegurar la producción agrícola.

Una zona del Sur de Honduras, fronteriza con el norteño departamento de Chalatenango de El Salvador, fue por años un lugar donde la quema indiscriminada que los agricultores locales realizaban para “limpiar sus tierras”, predominó bajo la idea de los campesinos que de esa forma ahorraban y producían. Nada más equivocado que eso. La preocupante degradación del suelo que llevó a esa región a experimentar una seria amenaza a la seguridad alimentaria y a la salud de los oriundos, llamó la atención del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuyos representantes en Honduras, tomaron cartas en el asunto.

Reunieron a los campesinos, los concientizaron sobre la urgente necesidad de cambiar las prácticas de limpieza y producción e instauraron en ese lugar  un nuevo sistema: el agroforestal.

El sistema de quema, que los hondureños conocían como “Quesungual”, aparentemente originario del lenguaje lenca de la zona, dio marcha atrás y los agricultores se plegaron a las nuevas técnicas que les permitieron recuperar la fertilidad de la tierra, el entorno boscoso y una producción tecnificada suficiente para retomar la autosostenibilidad alimenticia.

El Salvador tras los pasos

En el departamento de Lempira en Honduras, el Quesungual impactó tanto que sus agricultores ya no podían producir ni siquiera maicillo, debido a la quema  que degradó el suelo. Hubo un tiempo de grave sequía y de práctica de quema constante que hicieron desparecer los alimentos.

A raíz de ello, incluso los sacerdotes y líderes comunales de ese departamento, contribuyeron con la concientización y diez años después de ese esfuerzo, las municipalidades de Lempira y otros municipios aledaños,  hicieron una ordenanza para impulsar el cuido del medio ambiente.

En El Salvador, no se ha llegado a esos niveles, pero las quemas hechas por los agricultores y la experiencia de Honduras, no dejan de preocupar

Evidencia del divorcio entre medo ambiente y producción agrícola.
Evidencia del divorcio entre medo ambiente y producción agrícola.

a las instituciones gubernamentales o no gubernamentales involucradas con el tema agrícola. En el municipio de Candelaria, por ejemplo, desde hace 15 años ya no hay quemas, la juventud campesina, de hecho, no tienen ni idea de una quema, nunca ha visto algo similar, dicen los técnicos del Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (Prisma), Ileana Gómez y Elías Escobar.

Ambos impulsan un esfuerzo denominado Agroforestería para la Biodiversidad financiado con fondos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de los Estados Unidos,  destinado al tema de la biodiversidad. Gómez y Escobar, señalan que  el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, Prisma, el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, coordinan el programa adaptado a la realidad de El Salvador.

La explotación agrícola salvadoreña sigue utilizando la quema en todo el país, pero el municipio de Las Vueltas, en Chalatenango, ha sido escogido para un plan piloto que buscará demostrar que la quema es más dañina que beneficiosa para los agricultores.

“Son seis tratamientos y cinco parcelas, que en total hacen 30 parcelas, las que se van a intervenir», explica Escobar.

Tratamiento se le llama al experimento. El primero de ellos son las tierras donde se practicará la iniciativa: en estas se realiza la agricultura tradicional  de roza, tumba quema y uso de agroquímicos, esas tierras se convertirán en “el testigo” de la intervención; otro tratamiento se refiere al hecho de convertir la tradicional producción al sistema agroforestal; un tercer tratamiento  es el bosque, existe una parcela de bosque que servirá para estudios de suelo, biodiversidad, fertilizante y erosión y, finalmente, está el tratamiento que muestra cómo convertir el bosque a sistema agroforestal.

Esta iniciativa se realizará en la mancomunidad de la Montañona, formada por los municipios de Ojos de Agua, El Carrizal, Comalapa, La Laguna, Concepción Quezaltepeque, Chalatenango y Las Vueltas, pero luego se extendería a todo El salvador, continuándolo  prioritariamente en Cinquera, Suchitoto y el Bajo Lempa.

Los técnicos de Prisma explican que esta iniciativa nace en la recién creada Política Medioambiental, que contempla al Programa Nacional de

Evidencia del divorcio entre medo ambiente y producción agrícola.
Evidencia del divorcio entre medo ambiente y producción agrícola.

Restauración de Ecosistemas y Paisajes.                           El proceso

Según Gómez y Escobar, primero se harán (y ya se están haciendo) parcelas de investigación para luego pasar a establecer parcelas de diseminación. Tras comprobar que el sistema se adapta a todo el territorio y que es beneficioso para conservar los recursos naturales, se llevará el programa a El Salvador completo.

Ya se ha adelantado cualitativamente en Chalatenango, en la zona del Río Tamulasco; allí se ha tenido receptividad de parte de los agricultores y la municipalidad, al grado que ya se cuenta con una ordenanza ambiental y se trabaja con el Comité Pro Rescate del Río Tamulasco. La ordenanza, sin embargo, no se aplica aún, porque “no se quiere multar por quemas a los campesinos, mientras no se les den alternativas”, explica Escobar.

En El Salvador no se tienen situaciones límite en término de sequía, sino en términos de exceso de agua llovida. Por eso es que el programa se introduce en el marco del Cambio Climático, como estrategia. Pero, en la zona de intervención ya se experimenta problemas por las zonas de infiltración en algunos municipios de la mancomunidad.

En tal sentido, el CIAT trabaja en la parte de las parcelas en la investigación; Prisma impulsa un componente de escalamiento, es decir trabajar a nivel de ONGs e instituciones de gobierno para socializar el experimento, haciendo días de campos y giras. Se ha creado una mesa técnica con las instituciones que trabajan el sistema agroforestal y se darán a conocer los resultados  de la experiencia, sobre todo, a los tomadores de decisiones.

«La situación en El Salvador no estaba en la misma situación que Honduras, pero si no hacemos nada se puede llegar a eso», insisten los técnicos. Se ha destinado $2

En búsqueda de soluciones al daño medioambiental producido por la quema
En búsqueda de soluciones al daño medioambiental producido por la quema

millones para cinco años, y si resulta exitoso se buscarían complementos para ampliar el programa. En Honduras se estableció la seguridad alimentaria y luego se aumentó la producción, ahora en Candelaria Honduras, sí hay excedente  pero solo después que ese lugar dejó de producir, no sin antes crear el Instituto Técnico comunitario para responder a las necesidades específicas de ese territorio. El instituto era agrícola y facilitó bastante el trabajo, porque respondía a las necesidades de su territorio.

Desde El Salvador ya se hicieron dos giras a Candelaria, con alcaldes, representantes de ONGs y funcionarios de gobierno en noviembre del año pasado; en abril de 2013 se hizo otra con agricultores y ganaderos.

Lo que se ha percibido, dice Gómez, es que la gente está convencida que sí es posible producir sin quemar, como se hace con el pasto ganadero. Esta pasto es otro producto para la ganadería que generalmente se quema para eliminar las garrapatas o se riegue la semilla del mismo.

Estos son también objeto de intervención. Se trata de los pastos silvopastoriles (bosque y pasto) y agrosilvopasoteriles (agricultura, bosque y ganado).

En los siete municipios de la mancomunidad La Montañona, se han impartido talleres de mapeo participativo para evaluar recursos estratégicos, amenazas o dinámicas de degradación, identificación de  zonas de cultivo, agua, incendios forestales, deslizamientos de tierras. Todo ello, con la participación de líderes agricultores, ganaderos e instituciones.

Los técnicos de Prisma dicen que estos esfuerzos darán resultados en tres años, es decir a 2015. Es posible y necesario que los paquetes agrícolas sean condicionados a que los agricultores que los reciben, no quemen los suelos para restaurar o regenerar el bosque, proponen.

Por el momento hay algunas falencias y, por ello, se necesitan agencias de extensión, algunas de las cuales ya se están reactivando, pero se necesita que las alcaldía invierta en contratar técnicos agropecuarios, además de solventar la tenencia de la tierra a favor de los agricultores.

 

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