El Gobierno de San Salvador patrocinará un programa que es parte de una franquicia internacional, para encontrar talentos y procurar que esos talentos se encuentren entre sí para generar nuevos proyectos de emprendedores.
Fotos: Periódico Equilibrium.
Diego Rodríguez, llegó con su hielera a la zona peatonal de la UCA, en Antiguo Cuscatlán. Esa hielera es una de aquellas que a principio de los 90s regaló la gasolinera Texaco, como parte de sus promociones para atraer más clientes. Pero Diego no llevaba en esa hielera otra cosa más que no fuera chocolate.
Aprendió a hacerlo porque su mamá le ensenó allá por 2008, después que ella inventara preparar por cuenta propia la bebida que regalaría en honor a uno de sus hijos que hizo la Primera Comunión.
Hizo sus primeros dólares con alumnos de la referida universidad, a quienes les arrancó no solo parte de su dinero a fuerza de sabor del llamado néctar de los dioses, sino también excelentes comentarios por lo sabroso del producto.
Animado por esos comentarios, Diego se dedicó a diversificar su bebida que vende ahora con diversos sabores chocolate con canela, marañón, almendra, leche y, por qué no, con café.
Desde que su mamá le enseñó el joven supo que debía tomarlo como su propio negocio “porque ya no quería ser dependiente de un jefe”, dice.
Los chocolates con sabor a fruta los hace por pedidos que le encargan locales específicos; prácticamente ya es chocolate personalizado para cada negocio que se lo pide.
Más tarde se le ocurrió hacerse de una Combi; está viejita, pero buena. La quiere arreglar lo más posible porque será su compañera de por vida. Lo hizo porque como fundador del Festival de Puertas Abiertas que se montó en el Paseo El Carmen, de Santa Tecla, estaba cansado de estar en un canopy que armaba y desarmaba cada vez; “me sentía incómodo y pensé en un microbús en el que sí puedo invertir y crecer sin quitar ni poner y puedo ir a cualquier lado, además es un ícono”.
Ya hace un año que la Combi se deja montar por decenas de hombres, mujeres, niñez y juventud en su interior y hasta en su lomo porque a Diego se le ha ocurrido que desde arriba no solo se puede tomar chocolate, sino contemplar lo que no pueden los de adentro.
“Con la Combi puedo irme a Ataco, Chalatenango, cualquier lugar para llevarle a la gente el chocolate-café caliente o helado y los bolis (una especie de helado largo embolsado) cien por ciento naturales.
A Diego lo acompaña casi siempre Javier Chacón, quien complementa el chocolate ofreciendo tamalitos de chipilín tan pequeños que solo sirven para “boquear”, bromea.
Pero el negocio de Javier también es preparar piernas de cerdo, lechones y pavos, sobre todo para Navidad. Su historia va más allá de su sabiduría culinaria, él y su madre, doña Leonor Chacón, su padre y toda su familia fueron amigos muy cercanos del ahora beato Óscar Romero.
También es fundador del Festival de Puertas Abiertas, pero ya han pasado esa etapa y ahora se dedican, como independientes, a ofrecer sus delicias a donde sea, toda vez que sean bien recibidos.
Es parte de Pechá Kuchá
En la Residencia de al Lado, una dependencia de la Casa Tomada patrocinada por el Centro Cultural de España estaba la combi con sus amenos anfitriones Diego y Javier; dentro y sobre el microbús gente curiosa comiendo panes de tuco y Tico, tamalitos de boquear de Javier y chocolate de Diego.
Allí el periodista de Equilibrium escuchó de todo, quejas, comentarios de la realidad nacional, anécdotas sobre el beato romero, reproches contra la violencia y, claro está, la historia de estos emprendedores que busca Pechá Kuchá.
El programa dará inicio el 9 de octubre, el Gobierno de San Salvador solo son patrocinadores del evento, pero Pechá Kuchá es una metodología que es una franquicia a nivel internacional y se trata de charlas motivacionales e inspiradoras, tanto de ideas o demostrativas.
Son charlas de siete minutos que dan las personas interesadas que tienen ideas emprendedoras como para crear un tejido social a nivel macro explicó Suecy Callejas.
El tema se propone y la persona pasa por una selección de parte de Pechá Kuchá; si es seleccionada la persona llega a presentar su propuesta en un forma corto de 20 diapositivas para presentarlas durante el tiempo señalado.
El primer escenario será El Salvador del Mundo y ahí se verá la respuesta de la gente y si se lograra la asistencia de 500 a mil personas, se puede pensar en espacios más grandes y abiertos como terrazas de museos, de teatros para catapultar, como Gobierno Municipal de San Salvador, los espacios públicos.
“Pensamos encontrar talentos y generar un espacio para que entre ellos se encuentren”, dijo Callejas. Si alguien vende algo, siempre habrá alguien que lo compra, agregó.